Para la temporada 2016/2017 la avena incrementará sus hectáreas en 10,1 por ciento. El desafío es lograr competir contra el grano canadiense y australiano, tanto en la calidad del producto como en el precio.
La avena a nivel nacional viene creciendo fuerte en superficie en los últimos años. Entre las temporadas 2014/2015, en la que se sembraron 90.449 hectáreas, y la temporada 2015/2016, en la que se sembraron 107.805 hubo una variación del 19,2%. Para la actual, la proyección es que volverá a crecer, ahora en cerca de un 10 por ciento, con lo que las hectáreas plantadas superarían las 118 mil, en un cultivo del que Chile es el cuarto exportador mundial (con solo un 3,1% del total), pero que tiene un consumo importante producto de sus condiciones de alimento sano.
De todas formas, los números de la siembra son de dulce y agraz.
Por una parte, el alza, dicen los especialistas, no se debe a un aumento global de la demanda por este grano, sino que es consecuencia de las características de este tipo de cultivos.
«Esto corresponde más bien al comportamiento cíclico de un cereal que participa de una rotación de cultivo, y que tiene diferentes virtudes agronómicas, como ayudar a controlar la maleza, interrumpir algunas enfermedades asociadas al suelo como el ciclo del mal del pie. Además, es más barata y requiere menos insumos que el trigo», afirma Andreas Kobrich, secretario general de la Sociedad de Fomento de Temuco.
Para Ricardo Swett Palacios, gerente general de Alimentos El Globo, empresa que representa el 90% del total exportado de productos de valor agregado y que fabrica para Pepsico con su marca Quaker, cualquier proyección acerca del auge de la avena sería especular porque depende de la oferta y la demanda.
«Desde el año 2008 y hasta la actualidad, los mercados de commodity, incluido el de la avena, han sido muy volátiles y muy difíciles de predecir», señala Swett.
Dólar y trigo empujan el alza
Detrás del crecimiento de estos últimos dos años está la relación entre el valor de los distintos granos, especialmente el trigo, que es el más extendido.
Así, mientras la mayor parte cayó, la avena presentó resultados positivos, lo que obviamente llamó la atención de los agricultores.
«Este año los otros cultivos han estado estrechos en cuanto a su rentabilidad y la avena ha sido la única que tuvo una buena. Entonces la gente tendió a sembrarla, porque es un cultivo barato en su costo y por hectárea se requiere menor cantidad de trabajo», afirma Alex Strodthoff, gerente general de Agrotop (holding del que es parte Avenatop, empresa que engloba a cerca del 30% de las exportaciones chilenas).
El año agrícola 2013/2014 fue un hito para este cultivo. En esa temporada, con una superficie sembrada de 136.339 hectáreas, se obtuvo una cosecha récord. Sin embargo, ello hizo que el precio cayera, con lo que se restringió la siembra.
Sin embargo, de acuerdo a Kobrich, la demanda seguía vigente, lo que comenzó a empujar nuevamente el precio y también llevó a aumentar la siembra hasta las proyectadas 118.720 hectáreas para esta temporada.
Y aquí es donde lo positivo comienza a tomar visos menos buenos.
A nivel internacional, el precio de la avena ha experimentado una baja sostenida, lo que inevitablemente impactará las exportaciones chilenas del grano.
«Ambos factores (aumento de superficie y caída de precios internacionales) inducen a suponer una presión a la baja de los precios nacionales, por lo que los contratos de exportaciones que existan serán determinantes para evaluar su incidencia en el mercado nacional. El precio del dólar será otro factor que incidirá en la trayectoria del valor en pesos del cereal», afirma Claudia Carbonell, directora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).
Stocksbajos a la vista
Las condiciones de mercado permitirán equilibrar el alza de volumen, sostiene Alex Strodthoff.
«Vamos a llegar a la próxima cosecha con un stock muy bajo. Los precios caerán, pero no tanto, porque es un solo año de aumento de la siembra. La vez pasada cuando los precios cayeron a 80 o 90 pesos, resulta que fueron dos años consecutivos de muy altas superficies de avena sembrada. Si la superficie de avena sube en 30 por ciento, esperaría que el precio se sitúe levemente sobre los 100 pesos en la próxima temporada, dependiendo del tipo de cambio», asegura.
De todas formas, el alza de producción impone a nivel industrial nuevos desafíos para que, a través de una comercialización diversificada, se atenúe una eventual caída del precio. Ello implica, colocar productos de buena calidad en el mercado, extender periodos de garantía del producto, mejorar características en cuanto a impurezas, mejorar la trazabilidad y a condiciones competitivas de precio.
«Los precios que hoy existe en el mercado chileno están absolutamente desalineados con los precios internacionales. Eso va a hacer que la avena chilena desaparezca de algunos mercados, porque la alternativa canadiense es más barata. Esperamos que en los niveles de precios que nos encontremos en la próxima cosecha permitan que la avena chilena vuelva a ser competitiva, especialmente en los mercados más alejados, que deben enfrentar un costo logístico mayor», observa Alex Strodthoff.
De todas formas, la temporada está en una etapa inicial, por lo que aún hay que esperar para ver cómo se desarrolla, especialmente porque el clima siempre puede hacer de las suyas.
«Como no conocemos cómo va a venir el clima, específicamente cómo viene la primavera, no podemos saber cómo va a ser nuestro rendimiento», dice Andreas Kobrich, poniendo paños fríos a las expectativas.
Alternativa con valor agregado
Extraer los compuestos bioactivos de la avena es una oportunidad para los productores de obtener más valor de este cereal, recalcan los especialistas.
El betaglucano (componente bioactivo, beneficioso para el colesterol)es el compuesto que destaca María Soledad Hidalgo, coordinadora de programas de innovación de la Fundación por la Innovación Agraria (FIA), y específicamente, del Programa de innovación de alimentos más saludables, que promueve la agregación de valor a la materia prima para la producción de ingredientes funcionales. «Un quintal de avena cuesta aproximadamente 30 dólares. De él se pueden extraer 5 kilos de betaglucona, que cuestan 60 dólares. Para aprovechar esto se debe trabajar en mejores variedades y poseer mejores tecnologías para poder extraer este compuesto de mejor forma», afirma.
Fuente: El Mercurio http://www.elmercurio.com/Campo/Noticias/Noticias/2016/08/31/Dolar-y-trigo-empujan-la-superficie-de-avena.aspx